1. Poda de formación
2. Poda de mantenimiento
3. Podas excepcionales
1. PODA DE FORMACIÓN
La Poda de Formación se hace durante los primeros años tras la plantación y sus objetivos son dos:
• Conducir el árbol para obtener una estructura de ramas principales fuertes y bien distribuidas.
• Situar la copa a cierta altura del suelo.
Si no se hiciera Poda de Formación y se dejara al árbol totalmente libre, seguramente tendría un aspecto poco ornamental o “salvaje” y eso, en la mayoría de los casos no conviene.
Según la especie, requerirá más Poda de Formación o menos, por ejemplo, un Abeto necesita una mínima poda de este tipo.
2. PODA DE MANTENIMIENTO
Una vez que tenemos el árbol bien formado, es decir, con la copa a una cierta altura, con sus ramas principales y secundarias elegidas y bien dispuestas, habrá que practicar durante toda la vida del ejemplar una Poda de Mantenimiento.
Esta poda consiste en eliminar elementos indeseables como ramas secas, tocones, chupones, ramas con riesgo de rotura, ramas que estorben el paso de personas o toquen cables o edificios, aclarar la copa de ramaje excesivo, etc.
Dentro de la Poda de Mantenimiento también se incluye una poda especial llamada topiaria, que es el arte de mantener perfiladas copas con formas geométricas.
3. PODAS EXCEPCIONALES
Este tercer tipo de poda está totalmente desaconsejada por los especialistas y sin embargo es bastante frecuente de ver tanto en arbolado urbano como en jardines privados. Sólo en casos extremos se debería recurrir a ella.
Su finalidad es reducir de un plumazo el volumen de copa de los árboles a base de motosierra.
• El terciado: consiste en cortar todas las ramas del árbol dejando aproximadamente un tercio de su longitud.
• El desmochado: es más salvaje todavía puesto que se cortan las ramas a ras del tronco.
Bien, pues estos son los 3 tipos de poda (ó 4 si separamos la topiaria) que se hacen en árboles: Poda de Formación durante los primeros años, Poda de Mantenimiento a lo largo de toda la vida y Podas Excepcionales, que únicamente deberían practicarse sólo como último recurso, en algunas situaciones particulares que veremos.
EPOCA DE PODA
La mejor época es durante el invierno y, preferiblemente a finales del invierno para evitar el frío intenso.
Las razones para podar en invierno son:
• Una poda durante el crecimiento fuerte de primavera y verano elimina muchas hojas y supone un castigo para el árbol porque se reducen en la época de máximas necesidades estas “fábricas” de savia elaborada que son las hojas. La consecuencia es un parón en el crecimiento y el debilitamiento del ejemplar.
• En invierno se ve mejor el armazón de las ramas y es más fácil elegir lo que se corta y lo que no.
• Algunas especies como los Arces, Abedules, Chopos, Nogales, etc., pierden mucha savia si se podan en primavera o verano. Se dice que “sangran” mucho. Las Coníferas (por ejemplo, los Pinos) con la poda en invierno reduce al mínimo la pérdida de savia y resina por el corte de ramas.
• En invierno la diseminación de ciertos hongos que pueden aprovechar las heridas de los cortes para infectar están más inactivos.
• Por último, en esta época hay menos trabajo en el calendario.
Con todo ésto no quiere decir que no se pueda podar durante el resto del año, de hecho, podar en primavera o verano, para intervenciones muy ligeras, es válido. O por ejemplo, árboles y arbustos que florecen al inicio de la primavera no se deben podar en invierno, sino esperar a que florezcan y hacerlo justo después para no “cargarnos” la floración de ese año.
¿Cómo podar los árboles?
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