miércoles, 30 de abril de 2008

Enfermedades y Plagas del Bonsai



  • Orugas:En este grupo se engloban al conjunto de larvas de mariposas que se alimentan de los tejidos del árbol debilitándolo.En general, y dada la naturaleza del parásito, tomada a tiempo se puede acabar con este tipo de plagas simplemente eliminando a mano las distintas orugas. Algunas de las más comunes son:Taladros:Son mariposas nocturnas con orugas de color rojo o amarillo que roen la corteza del tronco abriendo galerías en ella. A la entrada de cada una de ellas se aprecia un montoncillo de serrín.Remedios: Podar las partes afectadas. Hundir alambre en las galerías para matar a la oruga y cerrar el orificio con pasta selladora.

  • Lagarta peluda:Aparecen unos hilos de seda entre las hojas y en ocasiones algunos nidos de aspecto esponjoso. Remedios: Pulverizar con insecticidas adecuados.

  • Enrolladoras:Aparecen roídos los brotes tiernos, flores y yemas. Además aparecen multitud de hojas enrolladas como si de cigarros se trataran con finos hilos sedosos. Es una oruga con hábitos nocturnos bastante difícil de localizar.Remedios: Pulverizar con insecticidas adecuados (paratión).Minadoras:Las hojas aparecen atravesadas por galerías y el limbo perforado. Estas cavidades se encuentran rodeadas de granos negruzcos.Remedios: Pulverizar con insecticidas adecuados (fósforo orgánico).

  • Geometras:El follaje aparece roído y las yemas perforadas, además se pueden apreciar hilos de seda que van desde las hojas hasta el suelo siendo utilizados por las orugas para descender.

  • Remedios: Utilizar aceites ovicidas a finales de invierno. En primavera usar insecticidas (líndano o paratión)

  • Hiponomeutas:Aparecen numerosos hilos de seda entre las hojas, algunas de las cuales se encuentran completamente envueltas, y en ocasiones se puede observar algún capullo. Las orugas suelen encontrarse en el envés de las hojas.Remedios: Podar las partes adectadas. Utilizar aceites ovicidas a finales de invierno. En primavera usar insecticidas (fósforo orgánico).

  • Cochinillas:Bajo este nombre se engloban varios parásitos de características similares: Cochinillas Diaspinas, Lecaninas y Cochinillas harinosas o algodonosas.

  • Cochinillas Diaspinas:Son insectos inmóviles que forman colonias sobre las hojas, frutos y ramas. Se encuentran protegidos por un escudo de unos 3mm de color marrón grisáceo o pardo de forma redondeada y abombada.

  • Cochinillas Lecaninas:Al igual que el caso anterior se trata de un insecto inmóvil protegido por un escudo, pero que en este caso, con un tamaño que oscila entre 2 y 6 mm, es individual para cada insecto.Síntomas:En ambos casos se pueden apreciar multitud de bultitos en hojas, ramas y tronco. Bultitos que no son más que los escudos antes mencionados encargados de ocultar y proteger al parásito en sí. Se pueden apreciar igualmente daños similares a quemaduras en la corteza y en ocasiones un hongo negro, la fumagina, acaba asentándose en las partes recubiertas por las secreciones de estos parásitos. Como resultado de todo esto el tronco se va deformando, las hojas caen y la planta en general se debilita en gran medida.

  • Remedios:Podar y destruir las partes más afectadas, limpiar el resto con una esponja empapada de alcohol. Las mariquitas son unos depredadores muy eficaces en este caso por lo que depositar algunas sobre el bonsái no es mala idea. Al final del invierno utilizar aceites ovicidas para eliminar la mayor cantidad de huevos posible antes de que estos eclosionen. Posteriormente pulverizar con productos específicos. De cualquier forma acabar con esta plaga en cuestión es complicado a causa del escudo protector y en no pocas ocasiones la lucha se prolonga varios años.

  • Cochinilla harinosa o algodonosa:En este caso se pueden apreciar escudos blancos, harinosos y móviles. También es posible que aparezca le fumagina. En general la función clorofílica disminuye mientras las hojas amarillean y caen.Remedios:Usar igualmente aceites ovicidas y desde los primeros síntomas pulverizar con insecticidas fosforados orgánicos.

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Enferemdades y Plagas del Bonsai


  • Orugas:En este grupo se engloban al conjunto de larvas de mariposas que se alimentan de los tejidos del árbol debilitándolo.En general, y dada la naturaleza del parásito, tomada a tiempo se puede acabar con este tipo de plagas simplemente eliminando a mano las distintas orugas. Algunas de las más comunes son:Taladros:Son mariposas nocturnas con orugas de color rojo o amarillo que roen la corteza del tronco abriendo galerías en ella. A la entrada de cada una de ellas se aprecia un montoncillo de serrín.Remedios: Podar las partes afectadas. Hundir alambre en las galerías para matar a la oruga y cerrar el orificio con pasta selladora.

  • Lagarta peluda:Aparecen unos hilos de seda entre las hojas y en ocasiones algunos nidos de aspecto esponjoso. Remedios: Pulverizar con insecticidas adecuados.

  • Enrolladoras:Aparecen roídos los brotes tiernos, flores y yemas. Además aparecen multitud de hojas enrolladas como si de cigarros se trataran con finos hilos sedosos. Es una oruga con hábitos nocturnos bastante difícil de localizar.Remedios: Pulverizar con insecticidas adecuados (paratión).Minadoras:Las hojas aparecen atravesadas por galerías y el limbo perforado. Estas cavidades se encuentran rodeadas de granos negruzcos.Remedios: Pulverizar con insecticidas adecuados (fósforo orgánico).Geometras:El follaje aparece roído y las yemas perforadas, además se pueden apreciar hilos de seda que van desde las hojas hasta el suelo siendo utilizados por las orugas para descender.Remedios: Utilizar aceites ovicidas a finales de invierno. En primavera usar insecticidas (líndano o paratión)Hiponomeutas:Aparecen numerosos hilos de seda entre las hojas, algunas de las cuales se encuentran completamente envueltas, y en ocasiones se puede observar algún capullo. Las orugas suelen encontrarse en el envés de las hojas.Remedios: Podar las partes adectadas. Utilizar aceites ovicidas a finales de invierno. En primavera usar insecticidas (fósforo orgánico).

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martes, 29 de abril de 2008

Enfermedades y Plagas del Bonsai


  • Como cualquier otra planta un bonsái se encuentra sujeto exactamente a las mismas plagas que aquejan a sus parientes de mayor tamaño, de hecho la única diferencia se encuentra precisamente ahí, en los distintos tamaños. Por poner un ejemplo podríamos pensar en una oruga; comerá exactamente lo mismo se trate de un bonsái o de un árbol en el bosque, pero proporcionalmente el daño que realizará en el bonsái será mucho mayor, sobretodo en los bonsáis más pequeños en que el número de hojas es reducido. En el fondo lo que esto quiere decir es que deberemos mantener un ojo atento sobre nuestros arbolitos para actuar con el tratamiento adecuado al aparecer los primeros síntomas.

  • Introducción: Hay multitud de productos disponibles en tiendas de jardinería para casi cada una de las posibles plagas siendo en la mayor parte de los casos de gran eficacia. Pero hay una serie de puntos a tener en cuenta al tratar con estos productos químicos:-En primer lugar es completamente falso que se necesiten productos especiales para bonsái. Las plagas se comportarán exactamente igual que en la naturaleza por lo que el agente químico ha de ser el normal para un árbol de porte grande. Comprar los productos que se distribuyen específicamente para bonsái normalmente supone pagar más por una cantidad inferior de un producto exactamente igual de eficaz que cualquiera que se vende para agricultura o jardinería.-Se deben respetar escrupulosamente las cantidades especificadas en el prospecto del producto. Una proporción inferior a la indicada puede no afectar en absoluto a la plaga, mientras que una superior puede acabar con el árbol al mismo tiempo que con la plaga.-No conviene fumigar a pleno sol. Mejor hacerlo a primera hora de la mañana o última de la tarde para conseguir la máxima eficacia.-Evitar todo contacto con el producto. Alguno de estos agentes químicos resultan notablemente tóxicos.-Ante una plaga repetir el tratamiento un mínimo de tres veces con unas dos semanas de intervalo entre cada uno. Normalmente el producto químico eliminará al molesto inquilino pero no así a sus huevos que eclosionarán días después volviendo a infestar la planta a menos que se insista con el fumigado.-Siempre es mejor aplicar suaves tratamientos preventivos de forma regular que otros más intensos ante una plaga.A continuación se listarán algunos de los parásitos y enfermedades más comunes. La lista completa realmente sería enorme y dependerá en gran medida de la “fauna” local, por lo que ante una plaga que tengamos problemas para identificar lo mejor es ponerse en contacto con el centro de jardinería más cercano, llevarles una muestra y solicitar el remedio más adecuado. De cualquier forma la siguiente lista puede servir como orientación

  • Araña Roja y Amarilla: Son dos tipos de ácaro bastante similares que se pueden diferenciar claramente por el color que presentan; rojizo una variedad, amarillenta la otra, de ahí su nombre. Son tan minúsculos que resulta poco menos que imposible distinguirlos sobre el envés de las hojas en el que suelen concentrarse. En realidad la mejor forma de apreciarlos es colocar una hoja de papel blanco bajo las ramas y sacudirlas ligeramente con la mano, si el árbol se encontrara atacado por estos parásitos se podrían apreciar unos diminutos puntitos rojos, o amarillos, moviéndose sobre el papel. Pero aun así son tan pequeños que incluso correteando sobre un fondo blanco cuesta distinguirlos. Sólo si la plaga se encontrase muy avanzada se podrían detectar sin dificultad a causa de la fina tela que estos ácaros van tejiendo entre las ramas, aunque llegado este punto el bonsái es más que probable que se hallara en serios problemas.Síntomas:En general estos ácaros provocan una progresiva pérdida de color en las hojas hasta que éstas acaban por caer. Si se trata de coníferas las hojas amarillean para luego tomar tonos pardos justo antes de desprenderse, mientras que en árboles de hoja caduca aparecen picaduras en el limbo de la hoja y pequeñas manchas en el envés, finalmente la hoja toma un color grisáceo y cae. Si la infestación es masiva aparecerán en ambos casos finas telas sedosas cubriendo el follaje dificultando así el paso de la luz y por tanto la función clorofílica, aunque la acción más grave de estos parásitos es el debilitamiento general de la planta a causa de la succión de la savia que les sirve de alimento.Remedios:Una vez se ha detectado la plaga hay que tener claro que los ácaros prefieren ambientes secos y cálidos, así que una forma de prevención y llegado el caso de control de la plaga, es elevar el grado de humedad en la planta pulverizando las hojas con regularidad. Podar y destruir las ramas afectadas es una ayuda pero no suele ser una buena idea en caso de un bonsái pues uno acaba perdiendo el trabajo de varios años. Justo antes de primavera es conveniente rociar con aceites amarillos, ovicidas, para eliminar en lo posible los restos de plaga del año anterior antes de que las larvas salgan de sus huevos. Y durante primavera y verano fumigar con acaricidas específicos







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lunes, 28 de abril de 2008

Bonsai: Abono



  • Un primer punto a tener en cuenta es que el abono no es el alimento de la planta propiamente dicho; el abono no es más que el conjunto de materiales necesarios para la elaboración de éste. De hecho no es más que un 10% del total, el otro 90% se obtiene directamente del aire. Serán las hojas las encargadas de transformar dichos materiales en algo aprovechable por la totalidad de la planta; la savia elaborada. No es que sea necesario para el aficionado conocer con exactitud los procesos químicos que tienen lugar en la hoja, pero sí debería tener claro que de nada sirve el abono si la hoja no puede realizar su trabajo. Esto quiere decir que una planta enferma que ha perdido la mayor parte de sus hojas será incapaz de aprovecharlo, por más abono que se añada, ya que sencillamente carece de las “factorías” encargadas de su proceso. De igual forma es inútil tratar de fortalecer una planta débil por falta de luz a base de añadir abono pues sin luz la clorofila de las hojas no puede funcionar.En resumidas cuentas, lo que hay que tener claro es que ese primer impulso de abonar una planta aparentemente enferma o débil como receta mágica para sanarla no siempre es buena idea. Es más, incluso puede llegar a ser contraproducente, ya que al no poder ser aprovechados los elementos que forman el abono se van acumulando en el sustrato. La planta primero ha de haber desarrollado hojas por si misma antes de pensar en el abono.



  • Elementos del abono: El abono de una planta debe estar formado por sales minerales solubles en agua, ya que éstas son las únicas asimilables a través de las raíces. Según las cantidades consumidas por la planta, los diferentes elementos se dividen en dos grupos: Microelementos y Macroelementos.Los Microelementos no son necesarios en grandes cantidades, pero su falta puede llegar a causar problemas a la larga. Algunos de estos elementos son: hierro, cinc, calcio, magnesio, azufre, manganeso, molibdeno, boro, cloro, cobre, etc.Los Macroelementos son un grupo formado por aquellas sustancias que la planta consume en grandes cantidades, y que por tanto su carencia resulta evidente mucho antes. Son el nitrógeno (N), el fósforo (P) y el potasio (K).El nitrógeno favorece un rápido crecimiento en la planta, una mayor producción de flores o frutos y el desarrollo de unas hojas más grandes y verdes. Una de las diferencias entre los compuestos usados como abono en jardinería convencional y en bonsái es precisamente el porcentaje de nitrógeno presente: en el primer caso interesa obtener grandes y brillantes hojas verdes que atraigan al potencial cliente por su aspecto, por lo que el contenido de nitrógeno es muy elevado (cosa que en ocasiones acaba matando a la planta a las pocas semanas de haberla adquirido, pero claro la tienda ya ha realizado la venta); en el caso de un bonsái hay que controlar el tamaño de las hojas para mantener una cierta proporción en el árbol, así que se reduce el nivel de nitrógeno. El fósforo interviene en gran cantidad de procesos vitales de la planta aumentando su resistencia en general. El potasio, entre otras cosas, interviene en los procesos de transformación del nitrógeno y al igual que el fósforo acelera los procesos de floración y fructificación



  • Tipos de abono: En centros de jardinería se pueden encontrar dos categorías principales de abonos. Los abonos orgánicos y los abonos inorgánicos.Los abonos de tipo inorgánico son un mezcla más o menos compleja de compuestos químicos diseñada para proporcionar a la planta aquellos nutrientes que precisa, pero a pesar de ser perfectamente aptos no son los más adecuados para un bonsái, o para cualquier plantan en una maceta ya puestos. Su gran problema radica en que lo que muestra la composición del producto es lo que hay, esto es: si abonamos con un compuesto de nitrógeno, potasio, fósforo, hierro y cinc, por ejemplo, la planta acabará desarrollando carencias del resto de elementos necesarios. Por ello antes de elegir un producto es necesario repasar su composición y asegurarse de que aporta la mayor cantidad posible de sustancias.En bonsái, como ya se ha comentado, se suelen usar mezclas pobres en nitrógeno por lo que unas proporciones adecuadas para los tres elementos principales podrían ser 5-10-10, o incluso 2-10-10, donde la primera cifra hace referencia a la proporción de nitrógeno, la segunda a la de fósforo y la última a la de potasio.Estos abonos químicos los podemos encontrar en dos formatos: Sólido o líquido. Los de tipo sólido suelen ser de liberación más lenta actuando durante un periodo de tiempo más o menos largo según el producto, mientras que los de tipo líquido son de absorción casi inmediata. Y es con estos últimos que debemos ser muy cuidadosos respetando las dosis marcadas por el fabricante pues la planta no suele limitarse a tomar la cantidad de elementos que precisa, por ejemplo nitrógeno, sino que tiende a absorber todo lo que puede encontrar. Si las cantidades son excesivas en una misma dosis la planta simplemente se muere.Los abonos orgánicos por el contrario no presentan este problema pues al ser mezclas de diferentes tipos de materias orgánicas primero necesitan ser descompuestos por microorganismos antes de poder ser asimilados. Las grandes ventajas de los orgánicos frente a los químicos son: por un lado, esta lentitud en la asimilación que hace que sea casi imposible matar a la planta por sobredosis (hay que tener en cuenta que el abono orgánico necesitará unas dos semanas tras haber sido colocado para empezar a ser asimilable por las raíces, y no terminará su descomposición en otras tres o cuatro), por otro favorece el desarrollo de bacterias y hongos beneficiosos para la planta (algo casi imposible en suelos estériles cargados de abonos químicos) y finalmente la cantidad de elementos que proporciona es mucho más variada que un abono inorgánico dificultando que la planta desarrolle carencias. En este sentido actúan como correctores del suelo aportando aquellos elementos que los abonos químicos no contienen en su composición.En general se suele recomendar no utilizar abonos inorgánicos, pero también es cierto que son más cómodos y fáciles de obtener que los de tipo orgánico (pese a que estos son comunes en tiendas especializadas). En cualquier caso una buena medida si se va a utilizar un abono químico es alternarlo de tanto en tanto con otros de origen orgánico



  • Cuando abonamos: Para el hemisferio sur, habría que aplicar un decalaje de seis meses.Durante la época invernal y los meses más calurosos de verano la actividad de la planta disminuye en gran manera por lo que es aconsejable un Periodo de Reposo en el abonado.En primavera conviene un abonado suave que se deberá intensificar en los meses de otoño para permitir a la planta que acumule las reservas a partir de las cuales brotará al año siguiente.Los meses de Abril y Agosto aparecen sombreados tanto como Periodos de Reposo como Periodos de Abonado; en estos casos el abonado dependerá de que las temperaturas se hayan suavizado lo suficiente durante esos meses.Los Quelatos son una serie de compuestos químicos destinados a incrementar el contenido de microelementos como por ejemplo el hierro, el magnesio, el molibdeno o el cobalto y así fortalecer plantas débiles. Aplicados justo antes de la brotación se consigue que esta sea más fuerte y de un verde más intenso.Otro punto a tener en cuenta es que, como ya se ha dicho con anterioridad, el abono de nada sirve sin hojas por lo que es inútil, o incluso perjudicial, comenzar el abonado antes de que las primeras hojas la nueva brotación hayan madurado. Esto es igualmente válido para árboles de hoja perenne pues una hoja de la temporada anterior a penas trabaja en invierno, y las nuevas no empezarán a hacerlo hasta la primavera.También es importante recordar que el abono orgánico comercial distribuido en bolitas o pequeñas pastillas no conviene dejarlo eternamente en la maceta. Su ciclo de descomposición durará alrededor de un mes y medio, mas o menos dependiendo del clima, tras el cual quedará agotado y únicamente contribuirá a ensuciar el suelo de la maceta, por lo que se deberán retirar las pastillas pasado ese tiempo sustituyéndolas por otras nuevas si todavía es época de abonado.Nunca se debe fertilizar inmediatamente después de un trasplantado, primero se deben dejar pasar unas semanas para permitir recuperarse a las raíces







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jueves, 24 de abril de 2008

Alambrado del Bonsai



  • ¿Por qué debemos, si es que debemos, utilizar alambre para formar un bonsai? El por qué es más fácil de responder: por motivos de salud para la planta y por motivos estéticos. Decidir si se debe hacer o no ya es algo sobre lo que se puede discutir.Hay aficionados, e incluso profesionales del bonsai, que sencillamente no alambran. Prefieren formar los árboles exclusivamente mediante poda por motivos legítimos a los que no les falta validez; formar por el proceso de cortar, dejar crecer, cortar, etc... suele dar un resultado de aspecto más natural que mediante el uso del alambre, a menos que pongamos algo de cuidado al colocarlo, y además, no usar alambre elimina el riesgo de que éste se clave en la corteza cuando por descuido se deja demasiado tiempo en la planta. El árbol crece y engorda, pero el alambre no cambia; si éste no se retira a tiempo dejará marcas en la corteza del árbol que, dependiendo de la especie, pueden no desaparecer jamás.Por otro lado, el uso de alambre tiene sus ventajas: en primer lugar es un método mucho más rápido para aproximarnos al diseño que tenemos en mente pues no necesitamos esperar a que brote una rama en el punto preciso en que la necesitamos sino que simplemente giramos una próxima. En segundo lugar, desarrollar una rama también es más rápido; se deja crecer libremente, lo que dependiendo del árbol puede ser cosa de unas semanas, y luego con alambre se le da la forma deseada. Finalmente el alambre nos da la oportunidad de aprovechar un mayor número de ramas en, por ejemplo, materiales de vivero que de otra forma deberían sufrir una fuerte poda inicial. En resumen, el alambre nos ayuda a formar el árbol a una mayor velocidad.En ocasiones es recomendable usar alambre tras la primera poda de formación para más tarde refinar el bonsai únicamente mediante poda; esto sobre todo es válido para caducifolios. En otras, el uso de alambre es casi imprescindible si es que pretendemos que el bonsai mantenga una forma más o menos definida como por ejemplo en el caso de los juníperos.A parte de motivos estéticos, alambrar puede ser necesario para mejorar la salud del árbol. Por ejemplo, en árboles de follaje muy tupido apartar alguna rama situada en una posición poco afortunada puede permitir una mayor circulación de aire en las zonas del interior del ramaje, además de contribuir a que estas reciban una mayor cantidad de luz evitando su debilitamiento e incluso su muerte. Sólo debemos fijarnos en los grandes árboles de la naturaleza: normalmente en las zonas más próximas al tronco las ramas se encuentran peladas, sin una sola hoja o pequeña rama. En un bonsai se debe conseguir una buena ramificación interior para dar el aspecto de “árbol en miniatura” que buscamos.

  • Tipos de alambre: Fundamentalmente se usan dos tipos distintos, de cobre y de aluminio. Los alambres de hierro no se usan por que al permanecer en la intemperie se acaban oxidando y este óxido dejará unas feas manchas en la corteza además de resultar tóxico para la planta en muchas ocasiones. Alambres recubiertos de plástico tampoco se suelen usar a causa del precio y de sus llamativos colores que los hacen demasiado visibles.En cuanto a los dos tipos usados comúnmente, cada uno presenta ventajas e inconvenientes por lo que cada aficionado tiene sus preferencias.El aluminio tiene el gran inconveniente de un inalterable color plateado brillante que destaca demasiado sobre la planta a menos que se haya recubierto de un barniz, normalmente de color bronce. Otro inconveniente que tiene frente al cobre es su mayor maleabilidad, cosa que obliga a utilizar calibres mayores para conseguir un mismo efecto y por tanto resulta más visible. Por otra parte las grandes ventajas del aluminio son su precio considerablemente más bajo y que precisamente por ser más maleable que el cobre es mas sencillo de colocar.El alambre de cobre recocido tiene un aspecto brillante pero tras unos días situado a la intemperie adquiere un tono mate que se confunde perfectamente con la rama en que se encuentra. El hecho de que sea “recocido” produce un alambre un tanto más blando, que al ser colocado en la rama y permanecer a la intemperie se endurece en poco tiempo fijando aun más la forma. Por ser menos maleable que el aluminio se necesitan grosores considerablemente menores para ejercer la misma fuerza, resultando mucho más discreto una vez colocado.Su gran desventaja es sin lugar a dudas el precio.En cuanto al calibre que debemos usar, como norma general es el mínimo necesario para que la rama aguante en su posición. Ni más, ni menos.Si el calibre es demasiado pequeño la rama no mantendrá su forma y puede que acabemos dañándola con repetidos intentos de cambiar su posición. Seguramente acabaremos viéndonos obligados a utilizar dos alambres con lo que el resultado final será poco discreto.Si por el contrario usamos un calibre excesivo, el conjunto resultará más visible de lo necesario y como nos costará un mayor esfuerzo colocar el alambre, el riesgo de dañar la rama en el proceso también será mayor.EL calibre adecuado nos lo dirá la experiencia ya que es algo que depende fundamentalmente del tipo de madera de cada especie.

  • Cuando alambrar: En principio, y con el debido cuidado, es factible alambrar en cualquier época del año, aunque según la especie hay épocas menos recomendables que otras. En invierno, cuando los caducifolios se quedan sin hojas, es el momento en que resulta más fácil su alambrado ya que no hay hojas que dificulten la tarea. Además, tanto en caducifolios como en perennes, como la circulación de savia es menor las ramas se encuentran algo más blandas y es más fácil doblarlas. Pero hay que tener cuidado porque también se encuentran más quebradizas. Una vez llega la primavera y las yemas se empiezan a abrir, es mejor esperar hasta que las hojas hayan madurado. La nueva brotación es muy frágil y resulta muy sencillo romperla inadvertidamente al colocar el nuevo alambre.Una vez colocado el alambre conviene vigilarlo atentamente para evitar que se “clave” en la corteza cuando la rama empieza a engordar. La planta empieza a desarrollarse en cuanto llega la primavera, pero será con la llegada del otoño, cuando la planta empiece a acumular reservas para la siguiente brotación, el momento en que las ramas y el tronco engordan a una mayor velocidad.Si también se ha trasplantar el árbol, el alambrado deberá realizarse primero ya que es un proceso durante el cual se mueve bastante la planta, lo que resulta perjudicial para un bonsai recién trasplantado que debe volver a desarrollar sus raíces

  • ¿Cómo colocar el alambre?: Siempre se ha de anclar el alambre en algún punto para que este pueda ejercer fuerza. Si se alambra el tronco o una rama baja es posible anclarlo clavándolo en el suelo, en caso contrario se debe fijar enrollándolo entorno a otra rama.Se debe alambrar el árbol de abajo a arriba, empezando por las ramas más bajas, y de la parte interior de la rama a la exterior; se trata del método más seguro para no dañar las ramas en le proceso.El alambre debe colocarse en espiras equidistantes, con un ángulo de unos 45 grados. En esta posición el alambre ejerce su máxima fuerza y resulta menos visible.Para colocar el alambre se deben usar las dos manos; con una de ellas vamos doblando el alambre mientras que con la otra acabamos de apretar al tiempo que sujetamos la rama para evitar que se mueva en exceso. El alambre no debe quedar muy apretado ya que enseguida dañaría la corteza, pero tampoco debe quedar suelto ya que no ejercería toda su fuerza y resultaría bastante más fácil dañar la rama al doblarla. Siempre que se pase el alambre de una rama a otra se debería dar como mínimo una vuelta al tronco para asegurarlo.Si el alambre viene de abajo, es mejor que entre en la rama por la parte de arriba ya que de este modo ejerce una mayor fuerza; si por el contrario el alambre llega por arriba debería entrar por la parte de abajo. Tampoco hay que apretar demasiado las espiras en la axila de la rama ya que resulta más fácil dañarla al doblar la rama. NUNCA se deben cruzar los alambres cuando hay más de uno en la misma rama: a parte de resultar demasiado visibles pueden llegar a cortar el flujo de savia si por descuido permitimos que se claven. Si esto llegase a ocurrir la rama podría morir.

  • Una vez se ha alambrado la rama se debe proceder a colocarla en su nueva posición doblándola despacio pero firmemente donde haga falta. Es importante tener previamente una idea clara del diseño, hacer un dibujo de la forma deseada ayuda, para no andar probando distintas opciones sobre la marcha; doblar una y otra vez la rama buscando su posición satisfactoria es la mejor manera de conseguir que esta muera.Si a pesar de todo notamos como la rama se quiebra deberemos dejarla tal y como está. Normalmente habrá cedido en el exterior de la curva que estemos formando en ese momento pero es muy posible que todavía queden los suficientes vasos conductores en la parte interior como para que la rama continúe viviendo y cierre la herida. Si nos empeñamos en continuar doblando muy posiblemente la rama se acabará partiendo completamente, mientras que si tratamos de devolver la rama a su posición original con toda probabilidad romperemos también los vasos conductores de savia del interior de la curva y la rama morirá.Doblar ramas o troncos muy gruesos requiere de técnicas especiales como enrafiados, cortes, etc, merecedoras de un apartado propio.Finalmente, tras el alambrado conviene proteger la planta del sol durante 2 o 3 semanas ya que al colocar el alambre y doblar la rama pueden haber quedado multitud de hojas giradas. Con el tiempo la planta las irá reorientando hacia la luz pero de momento presentan su delicado reverso hacia el sol y pueden quemarse.

  • Retirar el alambreMas tarde o más temprano nos encontraremos con la necesidad de retirar el alambre colocado, ya que la rama ha ido engordando y éste empieza a clavarse. Para retirarlo se puede ir desenrollando empezando por la parte más alta del árbol y por el exterior de las ramas para ir bajando progresivamente. Para desenrollar es importante usar las dos manos: una maneja el alambre y la otra sujeta la rama justo por detrás del punto en que lo estamos retirando. Al desdoblar el alambre hemos de ser cuidadosos de no retorcerlo ya que con él retorceríamos también la rama, ni de ejercer fuerza sobre ésta; toda la presión debe ejercerse sobre el alambre. Idealmente éste debería quedar más o menos recto al ser retirado.Como no todos podemos ser lo suficientemente habilidosos una forma segura de quitar el alambre es ir cortando cada espira con un corta alambres con cuidado de no dañar la corteza. Aunque en caso de encontrar un punto en que la rama se ha “tragado” parte del alambre por haber tardado demasiado en retirarlo no nos quedará más remedio que hacerlo a mano y con sumo cuidado ya que el uso de una herramienta dañaría la rama.Incluso es posible que si hemos sido lo suficientemente descuidados nos resulte imposible retirarlo, ya que éste ha desaparecido por completo en la rama. En ese caso no nos queda más remedio, si no queremos causar un estropicio mayor al sacarlo, que cortar los extremos todavía visibles del alambre dejando el resto definitivamente dentro de la rama bajo una fea cicatriz que nos recordará durante mucho tiempo nuestro error.





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miércoles, 23 de abril de 2008

Transplante del Bonsai (II)

  • Puntos a tener en cuenta antes de trasplantar:1- En un bonsai conviene que las raíces sean cortas, ya que únicamente los milímetros finales de cada una son activos; el resto es una mera conducción que ni tan siquiera ha de servir de sostén a la planta puesto que ésta suele estar atada al tiesto, como se verá más adelante. Cuanto más cortas y ramificadas sean las raíces, más eficientes serán, y menor será el esfuerzo de la planta para transportar el agua. 2- Se llama Nebari a la base del tronco, el punto en el que las raíces se unen a éste. Y Tachiagari a la zona del tronco que va desde el nebari hasta la primera rama. En un bonsai ambas son zonas de gran interés tanto estético como de cultivo. Es allí donde la planta almacena buena parte de las reservas acumuladas para la siguiente brotación y por tanto son de las zonas del árbol que engordan con mayor rapidez. Estéticamente resulta más atractivo un tachiagari que adelgace uniformemente conforme se asciende por el tronco al igual que lo haría el tronco de un árbol maduro en la naturaleza. Un tronco de grosor uniforme en toda su longitud no suele trasmitir una sensación de edad, es más propio de plantas jóvenes
  • Para conseguir un nebari de grosor y forma adecuado interesa tener 4 ó 5 raíces gruesas que nazcan a la misma altura y distribuidas uniformemente, ya que serán éstas las encargadas de ensanchar la base del tronco y proporcionarle la fuerza visual que debe tener. Se debe evitar una mayor concentración de raíces en un solo lado, pues ello implicaría un desarrollo más intenso de las ramas de ese lado dificultando el equilibrio del conjunto. De igual modo una raíz excesivamente gruesa suele implicar la presencia de una rama igualmente grande en el mismo lado a la cual alimenta. Es importante tener en cuenta que, si bien es el grosor de estas raíces el que acabará trasmitiéndonos la deseada sensación de árbol centenario a base de ensanchar el nebari para crear las contundentes bases que vemos en los viejos árboles de la naturaleza, de nuevo las especiales condiciones de cultivo de un bonsai hacen que una vez éstas desaparezcan bajo la superficie convenga que se subdividan en una miríada de raicillas finas que realmente son las que realizarán el trabajo de obtener nutrientes.
  • 3- Una raíz viva suele tener color marrón, es resistente y con una punta blanquecina. Una raíz muerta es de color negro, blanda y muy frágil. Al trasplantar hay que estar atento y eliminar en lo posible las raíces muertas que podamos encontrar. 4- El tiesto debe tener dos o más agujeros de drenaje y no debe estar esmaltado en el interior. Los tiestos de plástico tampoco son muy adecuados ya que protegen muy poco a las raíces de los cambios de temperatura. El fondo del tiesto debe ser plano y se deben evitar aquellos tiestos hechos con molde en los que las patas se han formado como una protuberancia del fondo dejando un hueco por la parte interior. En este hueco se acumulará el agua y puede provocar podredumbre de raíces. Los agujeros de drenaje deberían quedar cubiertos con una rejilla de plástico o similar, de una apertura de unos 4mm (también se puede usar un pedazo curvo de cerámica procedente, por ejemplo, de otro tiesto roto). Esto es necesario para evitar que la tierra atasque los agujeros de drenaje.
  • El método 1 se puede utilizar cuando la maceta dispone de dos o más agujeros de drenaje, mientras que el método 2 es necesario cuando la maceta tiene un único agujero de drenaje. Si la maceta tiene varios agujeros, los alambres con los que se atará el árbol pueden fijarse entre ellos, mientras que si únicamente dispone de un único agujero de drenaje, hemos de ingeniárnoslas de alguna forma para engancharlo, de ahí el segundo método
  • 5- En general, un árbol plantado sobre una losa de piedra vive mejor que en una maceta, aunque sólo sea por el simple hecho de que las raíces no se enmarañan como en el interior de un tiesto a base de dar vueltas en torno a las paredes. En una losa, cuando una raíz asoma por entre el musgo al exterior, deja de crecer y empieza a ramificarse. Como contrapartida, en una losa se evapora más agua y por lo tanto se necesita regar más a menudo. 6- Antes de trasplantar un árbol de vivero SIEMPRE hay que localizar el nebari primero, aunque tengamos que escarbar un poco en la superficie hasta llegar a él. Este nos dará una idea de la longitud de las raíces antes de recortarlas y evitaremos cortar demasiado por accidente
  • Mezcla de tierras:Para un bonsai la tierra debe cumplir una serie de funciones como pueden ser: sostener físicamente la planta, ser una fuente de oligoelementos (por ejemplo: hierro, magnesio, boro, manganeso, zinc, cobre, molibdeno, etc.) y proporcionar agua al mismo tiempo que permite la aireación de las raíces. Debe ser el cuidador quien se encargue de proporcionar el abono en las dosis adecuadas a cada momento del año por lo que generalmente se usan sustratos bastante pobres y de grano grueso para facilitar el drenaje. Como afirma el dicho popular, “cada maestrillo tiene su librillo”, y para el caso de las mezclas de tierra sucede lo mismo. Cada profesional o aficionado tendrá sus preferencias ajustadas a la propia experiencia, condiciones locales e incluso a cada especie de árbol. Como en casi todo lo referente al bonsai, tampoco hay una fórmula fija y por tanto podemos jugar sin muchos problemas con las mezclas, buscando suelos más o menos ácidos, más o menos porosos, o incluso no utilizar mezcla en absoluto y plantar por ejemplo en akadama pura y dura, hasta conseguir aquella solución que más nos satisfaga. A pesar de todo, comúnmente suele usarse una tierra formada por una mezcla de tres elementos: - Tierra volcánica: Facilita el drenaje- Arcillas (Por ejemplo arena para gatos no perfumada): Retiene humedad y nutrientes orgánicos. - Turba: Materia orgánica necesaria para que se desarrollen hongos y bacterias beneficiosos en el pan de raíces. Las proporciones más adecuadas variarán según la especie de árbol que nos ocupe, pero una mezcla en partes iguales de volcánica, arcillas y turba (2/3 de materia inorgánica más 1/3 de materia orgánica) suele dar buen resultado en la mayoría de los casos. Para lograr un secado uniforme de toda la tierra es conveniente colocarla en capas de distintos grosores; más gruesa hacia el fondo del tiesto y más fina en la superficie. Dependiendo del tamaño, profundidad, del tiesto se usarán entre 3 y 4 capas de distintos grosores.
  • El tamaño de cada capa, y número de estas, dependerá bastante de la profundidad del tiesto, pero la capa de plantado siempre ha de ser la más abundante mientras que la capa superior de decoración puede consistir únicamente unos pocos milímetros de tierra, o no existir en absoluto. Granos con un diámetro de 1mm o menos se consideran simple polvo, y mejor no usarlos, ya que acabarían dificultando el drenaje.



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martes, 22 de abril de 2008

Indice: Bonsai

  1. Bonsái, Generalidades
  2. Cuidados del Bonsái (I)
  3. Cuidados del Bonsái (II): Transplante (I)
  4. Trasnplante (II)
  5. Alambrado del Bonsái
  6. Abono (I)
  7. Abono (II)
  8. Abono (III)
  9. Acodos (I)
  10. Acodos (II)
  11. Enfermedades y plagas del Bonsái (I)
  12. Enfermedades y plagas del Bonsái (II)
  13. Enfermedades y plagas del Bonsái (III)
  14. Enfermedades y plagas del Bonsái (IV)
  15. Herramientas del Bonsái (I)
  16. Herramientas del Bonsái (II)
  17. Estilo y tamaño de Bonsái
  18. Clasificación según su estilo (I)
  19. Clasificación según su estilo -Moyogui (II)
  20. Clasificación según su estilo - Shakan (III)
  21. Clasificación según estilo - Han Kengai (IV)
  22. Clasificacion según su estilo- Barrido por el viento- Fukinagashi (V)
  23. Clasificación según su estilo- Escoba (Hokidachi) (VI)
  24. Clasificación según su estilo- Raíces expuestas (Neagari)(VII)
  25. Clasificación según su estilo- Literati (Bunjin)(VIII)
  26. Clasificación según su estilo- Enraizado en roca - Ishizuki(IX)
  27. Clasificación según su estilo- Doble tronco (Sokan) (X)
  28. Clasificación según su estilo- Múltiples Troncos (Kabudachi) (XI)
  29. Clasificacion según su estilo-Balsa (Ikadabuki) (XII)
  30. Clasificación según su estilo: Agrupaciones de árboles individuales (yose-ue, kyuhon-yose, etc.)
  31. Agrupaciones de árboles individuales (yose-ue, kyuhon-yose, etc.) (II)
  32. Listado de especies de Bonsái
  33. Algunas especies de Bonsái: Acebo
  34. Albaricoquero
  35. Alerce
  36. Abedul Blanco
  37. Abeto oriental
  38. Abeto Rojo
  39. Acacia
  40. Azalea
  41. Arce Japones
  42. Araucaria
  43. Acebo perenifolio japones
  44. Albaricoquero, Alberchiguero
  45. Almendro
  46. Árbol de las pelucas, Cotino sanjuanero
  47. Bambú
  48. Camelia Japónica
  49. Árbol del Amor
  50. Árbol de las flores
  51. Avellano
  52. Bambúes
  53. Boj
  54. Bonetero alado
  55. Santa Rita o Buganvilla
  56. Calliandra o Flor de Azúcar
  57. Camelia
  58. Fresno
  59. Acacia Rusa
  60. Té Fukien
  61. Ojaranzo
  62. Carpe
  63. Castaño de Indias
  64. Pino de Australia
  65. Cedro
  66. Celastro
  67. Cerezo
  68. Cerezo de Mahoma
  69. Cyca revoluta
  70. Cotoneaster horizontalis
  71. Crassula o Arbol de Jade
  72. Cedro Japones
  73. Enebro o Junipero
  74. Liquidambar
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Transplante del Bonsai (I)

El trasplante de un bonsai, o de cualquier planta en general, suele tener dos motivos básicos: por estética o por salud. Por cuestiones estéticas puede resultar conveniente el cambio de la maceta, ya que ésta se ha quedado algo pequeña, se ha reformado el árbol y resulta más atractivo otro estilo de maceta, o simplemente se desea cambiar la posición de la planta. En cualquier caso por buenas que sean las razones estéticas que avalen un trasplante, deben quedar completamente subordinadas a la salud de la planta.

  • Motivos para tansplantar le Bonsai: El trasplante de un bonsai, o de cualquier planta en general, suele tener dos motivos básicos: por estética o por salud. Por cuestiones estéticas puede resultar conveniente el cambio de la maceta, ya que ésta se ha quedado algo pequeña, se ha reformado el árbol y resulta más atractivo otro estilo de maceta, o simplemente se desea cambiar la posición de la planta. En cualquier caso por buenas que sean las razones estéticas que avalen un trasplante, deben quedar completamente subordinadas a la salud de la planta. Uno se puede preguntar por qué resulta necesario el trasplante cuando en la naturaleza éste no se produce. La respuesta se encuentra en la diferencia del medio en que viven unas y otras plantas. Una planta como cualquier ser vivo genera residuos propios de su actividad biológica, una parte de ellos se expulsan en forma gaseosa pero el resto se excreta a través de las raíces hacia el suelo que las rodea. En plena naturaleza cuando con el paso del tiempo estos residuos se van acumulando hasta el punto en que el suelo se vuelve algo tóxico, la planta simplemente extiende sus raíces mas allá a la búsqueda de sustratos limpios. Hay que tener en cuenta que una raíz no deja de ser una simple conducción de agua y sales, una tubería, en su mayor parte: Sólo unos pocos milímetros finales en las raíces más finas son activos y capaces de intercambiar elementos. El resto es una mera conducción con la función secundaria de anclar la planta a la tierra. De esta forma las raíces van creciendo con el paso de los años hasta un punto en que la planta ya no puede extenderlas más sin que dejen de ser capaces de trasladar el agua recogida hacia el cuerpo principal. Usando una analogía sería una situación parecida (aunque en sentido inverso) a una bomba eléctrica de agua que ha de alimentar desde un pozo a una red cada vez mayor de conducciones, al final simplemente no puede mantener al caudal. La gran ventaja de la planta situada en plena naturaleza es que para cuando se llega a este punto de máxima extensión de las raíces, las lluvias de varios años se han encargado de ir limpiando el suelo más cercano al tronco de modo que vuelve a ser utilizable. Así que sencillamente descarta sus raíces más largas y emite otras mucho menores. Se ha completado un ciclo que en maceta, por cuestiones obvias, no es posible. En una maceta las raíces disponen de un espacio limitado para desarrollarse, por lo que los residuos se acumulan siempre en el mismo sitio y allí permanecen hasta que se cambia el sustrato. Además de estos residuos generados por la propia planta, no debemos olvidar que en la maceta también se va acumulando el exceso de sales disueltas en el agua de riego ( si su contenido en sales es demasiado elevado es fácil de detectar pues el manto de musgo que pudiera rodear al bonsai se deteriora rápidamente llegando incluso a quedar cubierto por una fina costra blanquecina; un musgo sano es indicativo de una buena calidad en el agua empleada para regar los bonsais). Incluso el abono resulta a la larga un factor contaminante del suelo; ya sea orgánico o inorgánico, deja residuos no aprovechables que incrementan el contenido salino de la tierra. Si la tierra de una maceta no se renovara periódicamente, la presencia de sales minerales iría aumentando progresivamente hasta hacer imposible el proceso de osmosis por el que la planta toma el agua. Mediante este proceso de osmosis, el agua se filtra a través de las paredes celulares desde un suelo con bajo contenido en sales minerales hasta el interior de las raíces con un contenido mucho mayor, tratando de igualar densidades. Si la cantidad de sales disueltas es similar a ambos lados de la pared celular, el agua no circula. Se llega a una situación en que por mucho que se riegue la planta ésta acabará muriendo de sed. Otro problema importante que nos encontramos en el cultivo en maceta es el desarrollo de las raíces. Dependiendo de la especie de árbol con la que se trabaje sus raíces pueden crecer dentro de la maceta hasta varios metros cada temporada, enrollándose en torno a la pared interior del tiesto. De todos esos metros los únicamente útiles son los escasos milímetros finales, el resto es un tubo que únicamente ocupa espacio vital dentro de las pequeñas macetas de bonsai dificultando el drenaje. En bonsai las raíces ni siquiera deben cumplir una función de anclaje propiamente dicha pues normalmente se ata el árbol al tiesto en cada transplante así que lo que realmente interesa es que nuestro bonsai desarrolle una abundante “cabellera” de raíces cortas y finas para mantener una buena salud: Con cada transplante a parte de cambiar el sustrato, total o parcialmente, se debe recortar el “pan de raíces”. Finalmente, otro motivo que pudiera requerir de un trasplante es la calidad del sustrato. En demasiadas ocasiones tras adquirir un bonsai o pre-bonsai nos damos cuenta que en el comercio se le ha mantenido con una tierra poco apta para el cultivo, apelmazada y con un aspecto arcilloso poco prometedor que incluso puede que ni siquiera drene bien. En este caso es mejor cambiar esa tierra cuanto antes, pues en breve la salud del árbol se verá seriamente afectada.
  • ¿Cuándo trasplantar?
    Como norma general se debe trasplantar cuando aparezcan síntomas de daños en las raíces, brotaciones débiles, mal drenaje, etc. Pero es posible establecer una cierta periodicidad en función de la especie:

    Árbol caducifolio joven Cada 1 ó 2 años
    Árbol caducifolio viejo Cada 2 ó 3 años
    Árbol perenne joven Cada 2 ó 3 años
    Árbol perenne viejo Cada 3 ó 4 años
    Conífera joven Cada 3 años aproximadamente
    Conífera vieja Cada 4 ó 6 años
    En realidad lo que esta tabla nos está indicando es que hay que trasplantar más a menudo cuanto más activo y vigoroso es el árbol: un árbol joven crece mucho más rápidamente que otro que haya alcanzado la madurez al igual que un caducifolio es más activo que por ejemplo una conífera y por tanto requerirán una mayor frecuencia de trasplantado.
    Uno de los primeros síntomas que indican la necesidad de un trasplante es el mal drenaje del sustrato; el agua se encharca en la maceta y tarda demasiado en ser absorbida por el suelo. Esto suele ser una clara señal de que la maceta se encuentra repleta de raíces, o en su defecto de que la calidad de la tierra no es demasiado adecuada para un bonsai. En ambos casos es recomendable trasplantar cuanto antes.
    Si tardamos demasiado en trasplantar un árbol, su pan de raíces se desarrollará en exceso, con lo que la capacidad de retener agua del sustrato disminuye notablemente y deberemos regar con mayor frecuencia. Si lo posponemos lo suficiente en ocasiones podemos ver como el árbol se va “levantando” de la maceta a causa del gran cúmulo de raíces que hay debajo.

    La época ideal para trasplantar es la primavera del árbol, es decir aquel periodo en que las yemas comienzan a hincharse para brotar. Es un periodo que varía de especie en especie, casi de árbol a árbol. En este momento las raíces llevarán unas 2 ó 3 semanas de crecimiento tras la pausa invernal y las cicatrices cerrarán rápido. trasplantar en invierno tiene el inconveniente de que cualquier cicatriz tardará semanas o meses en cerrar con el peligro de infección que ello conlleva.


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