Los caminos que conduzcan a zonas de reposo pueden ser ondulantes con pavimentos blandos que retarden el paso como grava, arena, cortezas... En las zonas de más uso el pavimento debe ser más duro y resistente con líneas más rectas.
Los caminos anchos dan sensación de rapidez; los estrechos de relajación y quietud, sobre todo si son curvos.
Si se hace un camino de grava, con un plástico cubresuelos se cubre la superficie destinada al camino y se fija con unas horquillas de alambre grueso; encima se pone la gravilla.
A cada lado del camino se puede plantar a unos 20 cm. del borde unas lavadas (Lavandula angustifolia). Con el tiempo, la lavanda crecerá y florecerá, creando un efecto visual muy agradable, arqueando sus ramas sobre el camino.
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