jueves, 24 de abril de 2008

Alambrado del Bonsai



  • ¿Por qué debemos, si es que debemos, utilizar alambre para formar un bonsai? El por qué es más fácil de responder: por motivos de salud para la planta y por motivos estéticos. Decidir si se debe hacer o no ya es algo sobre lo que se puede discutir.Hay aficionados, e incluso profesionales del bonsai, que sencillamente no alambran. Prefieren formar los árboles exclusivamente mediante poda por motivos legítimos a los que no les falta validez; formar por el proceso de cortar, dejar crecer, cortar, etc... suele dar un resultado de aspecto más natural que mediante el uso del alambre, a menos que pongamos algo de cuidado al colocarlo, y además, no usar alambre elimina el riesgo de que éste se clave en la corteza cuando por descuido se deja demasiado tiempo en la planta. El árbol crece y engorda, pero el alambre no cambia; si éste no se retira a tiempo dejará marcas en la corteza del árbol que, dependiendo de la especie, pueden no desaparecer jamás.Por otro lado, el uso de alambre tiene sus ventajas: en primer lugar es un método mucho más rápido para aproximarnos al diseño que tenemos en mente pues no necesitamos esperar a que brote una rama en el punto preciso en que la necesitamos sino que simplemente giramos una próxima. En segundo lugar, desarrollar una rama también es más rápido; se deja crecer libremente, lo que dependiendo del árbol puede ser cosa de unas semanas, y luego con alambre se le da la forma deseada. Finalmente el alambre nos da la oportunidad de aprovechar un mayor número de ramas en, por ejemplo, materiales de vivero que de otra forma deberían sufrir una fuerte poda inicial. En resumen, el alambre nos ayuda a formar el árbol a una mayor velocidad.En ocasiones es recomendable usar alambre tras la primera poda de formación para más tarde refinar el bonsai únicamente mediante poda; esto sobre todo es válido para caducifolios. En otras, el uso de alambre es casi imprescindible si es que pretendemos que el bonsai mantenga una forma más o menos definida como por ejemplo en el caso de los juníperos.A parte de motivos estéticos, alambrar puede ser necesario para mejorar la salud del árbol. Por ejemplo, en árboles de follaje muy tupido apartar alguna rama situada en una posición poco afortunada puede permitir una mayor circulación de aire en las zonas del interior del ramaje, además de contribuir a que estas reciban una mayor cantidad de luz evitando su debilitamiento e incluso su muerte. Sólo debemos fijarnos en los grandes árboles de la naturaleza: normalmente en las zonas más próximas al tronco las ramas se encuentran peladas, sin una sola hoja o pequeña rama. En un bonsai se debe conseguir una buena ramificación interior para dar el aspecto de “árbol en miniatura” que buscamos.

  • Tipos de alambre: Fundamentalmente se usan dos tipos distintos, de cobre y de aluminio. Los alambres de hierro no se usan por que al permanecer en la intemperie se acaban oxidando y este óxido dejará unas feas manchas en la corteza además de resultar tóxico para la planta en muchas ocasiones. Alambres recubiertos de plástico tampoco se suelen usar a causa del precio y de sus llamativos colores que los hacen demasiado visibles.En cuanto a los dos tipos usados comúnmente, cada uno presenta ventajas e inconvenientes por lo que cada aficionado tiene sus preferencias.El aluminio tiene el gran inconveniente de un inalterable color plateado brillante que destaca demasiado sobre la planta a menos que se haya recubierto de un barniz, normalmente de color bronce. Otro inconveniente que tiene frente al cobre es su mayor maleabilidad, cosa que obliga a utilizar calibres mayores para conseguir un mismo efecto y por tanto resulta más visible. Por otra parte las grandes ventajas del aluminio son su precio considerablemente más bajo y que precisamente por ser más maleable que el cobre es mas sencillo de colocar.El alambre de cobre recocido tiene un aspecto brillante pero tras unos días situado a la intemperie adquiere un tono mate que se confunde perfectamente con la rama en que se encuentra. El hecho de que sea “recocido” produce un alambre un tanto más blando, que al ser colocado en la rama y permanecer a la intemperie se endurece en poco tiempo fijando aun más la forma. Por ser menos maleable que el aluminio se necesitan grosores considerablemente menores para ejercer la misma fuerza, resultando mucho más discreto una vez colocado.Su gran desventaja es sin lugar a dudas el precio.En cuanto al calibre que debemos usar, como norma general es el mínimo necesario para que la rama aguante en su posición. Ni más, ni menos.Si el calibre es demasiado pequeño la rama no mantendrá su forma y puede que acabemos dañándola con repetidos intentos de cambiar su posición. Seguramente acabaremos viéndonos obligados a utilizar dos alambres con lo que el resultado final será poco discreto.Si por el contrario usamos un calibre excesivo, el conjunto resultará más visible de lo necesario y como nos costará un mayor esfuerzo colocar el alambre, el riesgo de dañar la rama en el proceso también será mayor.EL calibre adecuado nos lo dirá la experiencia ya que es algo que depende fundamentalmente del tipo de madera de cada especie.

  • Cuando alambrar: En principio, y con el debido cuidado, es factible alambrar en cualquier época del año, aunque según la especie hay épocas menos recomendables que otras. En invierno, cuando los caducifolios se quedan sin hojas, es el momento en que resulta más fácil su alambrado ya que no hay hojas que dificulten la tarea. Además, tanto en caducifolios como en perennes, como la circulación de savia es menor las ramas se encuentran algo más blandas y es más fácil doblarlas. Pero hay que tener cuidado porque también se encuentran más quebradizas. Una vez llega la primavera y las yemas se empiezan a abrir, es mejor esperar hasta que las hojas hayan madurado. La nueva brotación es muy frágil y resulta muy sencillo romperla inadvertidamente al colocar el nuevo alambre.Una vez colocado el alambre conviene vigilarlo atentamente para evitar que se “clave” en la corteza cuando la rama empieza a engordar. La planta empieza a desarrollarse en cuanto llega la primavera, pero será con la llegada del otoño, cuando la planta empiece a acumular reservas para la siguiente brotación, el momento en que las ramas y el tronco engordan a una mayor velocidad.Si también se ha trasplantar el árbol, el alambrado deberá realizarse primero ya que es un proceso durante el cual se mueve bastante la planta, lo que resulta perjudicial para un bonsai recién trasplantado que debe volver a desarrollar sus raíces

  • ¿Cómo colocar el alambre?: Siempre se ha de anclar el alambre en algún punto para que este pueda ejercer fuerza. Si se alambra el tronco o una rama baja es posible anclarlo clavándolo en el suelo, en caso contrario se debe fijar enrollándolo entorno a otra rama.Se debe alambrar el árbol de abajo a arriba, empezando por las ramas más bajas, y de la parte interior de la rama a la exterior; se trata del método más seguro para no dañar las ramas en le proceso.El alambre debe colocarse en espiras equidistantes, con un ángulo de unos 45 grados. En esta posición el alambre ejerce su máxima fuerza y resulta menos visible.Para colocar el alambre se deben usar las dos manos; con una de ellas vamos doblando el alambre mientras que con la otra acabamos de apretar al tiempo que sujetamos la rama para evitar que se mueva en exceso. El alambre no debe quedar muy apretado ya que enseguida dañaría la corteza, pero tampoco debe quedar suelto ya que no ejercería toda su fuerza y resultaría bastante más fácil dañar la rama al doblarla. Siempre que se pase el alambre de una rama a otra se debería dar como mínimo una vuelta al tronco para asegurarlo.Si el alambre viene de abajo, es mejor que entre en la rama por la parte de arriba ya que de este modo ejerce una mayor fuerza; si por el contrario el alambre llega por arriba debería entrar por la parte de abajo. Tampoco hay que apretar demasiado las espiras en la axila de la rama ya que resulta más fácil dañarla al doblar la rama. NUNCA se deben cruzar los alambres cuando hay más de uno en la misma rama: a parte de resultar demasiado visibles pueden llegar a cortar el flujo de savia si por descuido permitimos que se claven. Si esto llegase a ocurrir la rama podría morir.

  • Una vez se ha alambrado la rama se debe proceder a colocarla en su nueva posición doblándola despacio pero firmemente donde haga falta. Es importante tener previamente una idea clara del diseño, hacer un dibujo de la forma deseada ayuda, para no andar probando distintas opciones sobre la marcha; doblar una y otra vez la rama buscando su posición satisfactoria es la mejor manera de conseguir que esta muera.Si a pesar de todo notamos como la rama se quiebra deberemos dejarla tal y como está. Normalmente habrá cedido en el exterior de la curva que estemos formando en ese momento pero es muy posible que todavía queden los suficientes vasos conductores en la parte interior como para que la rama continúe viviendo y cierre la herida. Si nos empeñamos en continuar doblando muy posiblemente la rama se acabará partiendo completamente, mientras que si tratamos de devolver la rama a su posición original con toda probabilidad romperemos también los vasos conductores de savia del interior de la curva y la rama morirá.Doblar ramas o troncos muy gruesos requiere de técnicas especiales como enrafiados, cortes, etc, merecedoras de un apartado propio.Finalmente, tras el alambrado conviene proteger la planta del sol durante 2 o 3 semanas ya que al colocar el alambre y doblar la rama pueden haber quedado multitud de hojas giradas. Con el tiempo la planta las irá reorientando hacia la luz pero de momento presentan su delicado reverso hacia el sol y pueden quemarse.

  • Retirar el alambreMas tarde o más temprano nos encontraremos con la necesidad de retirar el alambre colocado, ya que la rama ha ido engordando y éste empieza a clavarse. Para retirarlo se puede ir desenrollando empezando por la parte más alta del árbol y por el exterior de las ramas para ir bajando progresivamente. Para desenrollar es importante usar las dos manos: una maneja el alambre y la otra sujeta la rama justo por detrás del punto en que lo estamos retirando. Al desdoblar el alambre hemos de ser cuidadosos de no retorcerlo ya que con él retorceríamos también la rama, ni de ejercer fuerza sobre ésta; toda la presión debe ejercerse sobre el alambre. Idealmente éste debería quedar más o menos recto al ser retirado.Como no todos podemos ser lo suficientemente habilidosos una forma segura de quitar el alambre es ir cortando cada espira con un corta alambres con cuidado de no dañar la corteza. Aunque en caso de encontrar un punto en que la rama se ha “tragado” parte del alambre por haber tardado demasiado en retirarlo no nos quedará más remedio que hacerlo a mano y con sumo cuidado ya que el uso de una herramienta dañaría la rama.Incluso es posible que si hemos sido lo suficientemente descuidados nos resulte imposible retirarlo, ya que éste ha desaparecido por completo en la rama. En ese caso no nos queda más remedio, si no queremos causar un estropicio mayor al sacarlo, que cortar los extremos todavía visibles del alambre dejando el resto definitivamente dentro de la rama bajo una fea cicatriz que nos recordará durante mucho tiempo nuestro error.





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