jueves, 26 de agosto de 2010

Orquídea Vanda




Vanda

Se distribuyen por India, el Himalaya, sureste de Asia, Indonesia, las Filipinas, Nueva Guinea, Sur de China y Norte de Australia.


Vanda es un género de aproximadamente 60 especies de orquídeas.

La mayoría son epífitas aunque las hay también litófitas.

En la naturaleza se encuentran debajo del dosel forestal en la humedad de la parte baja, protegidas de la luz solar directa.

Estas orquídeas monopodiales, cuyo tallo único crece verticalmente, pueden adoptar proporciones impresionantes en la naturaleza.

Son epífitas o litófitas.

No tienen pseudobulbos.

El racimo aparece del tallo que surge entre las hojas y florece en todo su esplendor durante varias semanas. Las flores duran 2 meses.

Longevidad:

Desde algunos meses, en casa, y hasta cinco o seis años en un invernadero, si la planta tolera bien los trasplantes, siempre delicados.

Estas plantas no son muy exigentes en cuanto a su cultivo.

Requiere unas condiciones mínimas que no son difíciles de conseguir dentro de las casas.

Luz:

Vanda prefiere una luz viva, sin el sol directo del periodo del mediodía.

Para ello se pueden situar junto a una ventana orientada al este o al oeste, con un visillo o cortina fina de por medio.

Sin que le de la luz directa del sol pues se le pueden quemar las hojas.

Temperaturas:

Para las Vanda debe ser cálida, lo mejor es que durante el día la temperatura no baje de 16ºC y en la noche que no baje de 13ºC.

Pueden soportar temperaturas frías por un corto tiempo.

El calor favorece el crecimiento y es esencial para una buena floración.

Se distinguen dos grupos:

Las Vanda de llanura, que necesitan calor intenso, y las Vanda de altura, que aceptan un invernadero templado.

Una bajada de la temperatura nocturna es siempre favorable para la floración.

Para hacerla florecer, hay que mantener una diferencia de temperatura de 5ºC entre el día y la noche durante un mes.

Humedad ambiental:

La humedad ambiental debe estar situada entre el 50 y 60%, si bien debe ser mayor cuanto más alta sea la temperatura.

Le gusta las vaporizaciones. Vaporice el follaje a diario, incluso más de 2 veces al día. Un invernadero es muy bueno para cultivar Vanda.

Macetas:

Toleran bien los tiestos pequeños.

Utilizar de preferencia un tiesto no poroso (no macetas de barro cocido), a fin de no concentrar las sales minerales. Si no, se recomienda de humedecer el compost con agua clara de vez en cuando.

Las raíces de estas orquídeas son verdes, tienen clorofila por tanto capaces de realizar la fotosíntesis, por lo que es conveniente que estén en macetas incoloras.

También pueden engancharse los Vandas sobre una plancha de helecho o incluso instalarse sin sustrato, en una simple cajo de madera perforada.

Sustrato:

Cortezas de pino, carbón de leña, trozos de ladrillo y poliestireno expandido (corcho blanco).

Riego:

Riego cada 3 días en verano. Aproximadamente, una vez por semana durante la parada vegetativo.

Hay que dejar secar un poco el compost entre dos riegos.

Las raíces prefieren los compost con buen drenaje.

Agua preferentemente no calcárea y sin cloro (usar cartuchos filtrantes si el agua disponible es muy calcárea).

Abonado:

Durante el crecimiento, añadir cada 15 días un abono líquido para orquídeas.

Debido a que son plantas epífitas que viven sobre troncos de árboles y recogen el agua de lluvia que escurre no tienen grandes exigencias de abono.

Venden abonos especiales para ellas, pero basta con usar un abono para plantas de interior reduciendo su dosis a la cuarta parte, a aplicar cada 10-15 días en la floración y el resto del tiempo esporádicamente.

Aclareo:

Normalmente al final del invierno o en la primavera, después de la floración.

Plagas:

Pulgones y ácaros.

Cambio de maceta:

Trasplante cada 3 ó 4 años, sólo cuando la planta se desborde de su maceta.

Después del cambio de tiesto, esperar unas dos semanas antes de emprender el ritmo normal de riegos.

Si están sembradas en canastas no necesitan resembrarse a menos que la canasta se pudra y se rompa, en este caso lo mejor es mojar las raíces y soltar cuidadosamente las que están pegadas.

Después se ponen en una canasta nueva fijando la planta a la canasta con un palo a modo de tutor.

Multiplicación:

Por separación y trasplante de los hijuelos provistos de raíces que aparecen sobre el tollo o, pura profesionales, por esquejado de la porte superior (copa).

Producen innumerables semillas, pero difíciles de germinar como no estén en simbiosis con un hongo. Por lo cual, el método más fácil es mediante Keikis (hijuelo que la planta madre emite en la vara floral, tras la floración).

Para estimular la aparición de Keikis tras la floración, se corta la vara por encima de un nudo sobre la mitad de su longitud.

Luego se retira con cuidado la pielecilla que cubre las yemas de los entrenudos, con mucho cuidado para no dañar éstos. Con ello conseguiremos que les llegue más luz.

También se puede diluir una pizca de la hormona de crecimiento vegetal (benziladenina) en agua y con un pincel dar una fino toque en el corte para estimular su aparición.

Una vez el keikis ha emitido unas raíces pequeñas se puede separar de la planta madre.






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