miércoles, 31 de julio de 2013

¿Cómo abonamos las trepadoras?

¿Cómo abonamos las trepadoras? En primer lugar podemos decir que como el abono órganico no hay? Asi que empecemos por aquí... El primer método consiste en emplear únicamente materiales como estiércol, mantillo, compost, humus de lombriz, guano o cualquier otro fertilizante de origen animal o vegetal. Estos materiales orgánicos hacen el suelo más esponjoso, aireado, le "dan vida" y suministran nutrientes para las plantas, por ejemplo, Nitrógeno, a medida que los microorganismos los descomponen. Inconvenientes de abonar únicamente orgánico: Sale caro, especialmente si son muchas plantas. En determinados momentos las plantas necesitan importantes cantidades de Nitrógeno y de otros elementos que los abonos orgánicos quizás no puedan suministrarlos, ya que van descomponiéndose poco a poco, liberando el Nitrógeno a su ritmo, según el clima y el tipo de suelo. • En cualquier caso, es una opción válida el abonar únicamente empleando abonos orgánicos; y además, la más ecológica. • Hoy existen en el mercado sacos de estiércol que no huelen mal (o poco) y compuestos orgánicos enriquecidos con Nitrógeno, Fósforo, Potasio, etc. • La cantidad media a aportar sería de unos 500 gramos de abono orgánico por cada arbusto trepador de tamaño pequeño, y 1 ó 1.5 kilos de abono orgánico si es una trepadora grande, con muchas hojas que alimentar. Otra forma de expresar la dosis consistiría en extender por el suelo una capa de 2 ó 3 cm de abono orgánico (si es guano, se echan menores cantidades que éstas). • Opciones: estiércol, mantillo, compost, turba, guano, etc.. • Se entierra un poco, sin profundizar casi nada para no romper raíces. La lluvia y el riego se encargarán de hacer bajar las sustancias. • La mejor época de aplicación es en invierno (también sirve el otoño avanzado), para que al llegar la primavera empiece a liberar elementos minerales para la planta como consecuencia de la descomposición que efectúan los microorganismos del suelo. 2. Fertilizantes minerales Esta segunda opción es más habitual que la primera. Es decir, no echar nada de materia orgánica (estiércol, compost, turba, etc.), sino únicamente fertilizantes químicos. Resulta más económico, pero no se mejoran las propiedades físicas del suelo como hacen los abonos orgánicos, ni se enriquece en humus, puesto que los fertilizantes químicos lo único que hacen es aportar nutrientes puro y duro (Nitrógeno, Fósforo, Potasio, Magnesio, Hierro, etc.). Los fertilizantes químicos que puedes emplear son: Fertilizante convencional • Fertilizantes minerales convencionales 15-15-15, 20-20-20, 8-20-12..., Nitrato amónico, Urea, Cloruro potásico, Superfosfatos, etc. Por poner un ejemplo de marca comercial: Nitrophoska. Un abono 15-15-15 ó 20-20-20 es equilibrado en los tres elementos, Nitrógeno, Fósforo y Potasio, y sirve para la mayoría de los casos. Si usas los fertilizantes convencionales, con esparcir un puñado de gránulos en la base de la trepadora una vez el mes o cada dos meses (en invierno, nada), es suficiente. También podrías echar unos 30-40 gramos por enredadera una vez en primavera y otra en otoño, pero no es tan perfecto como ir aportando mes a mes. Riega siempre después de abonar. • Fertilizantes de lenta liberación El otro tipo de fertilizante químico que puedes utilizar es el llamado de lenta liberación. Son mejores, puesto, como su nombre indica, proporciona a la planta nutrientes poco a poco, los va soltando a lo largo de 3 meses o más y el riesgo de "quemar" a la planta por exceso de sales se reduce mucho. Son cómodos porque con 2 ó 3 aplicaciones al año, es suficiente. Fertilizante de lenta liberación El precio es mayor que los abonos clásicos solubles anteriores, pero merece la pena. Un ejemplo de marca comercial es Osmocote. La dosis de fertilizantes de lenta liberación estará entre 25 y 50 gramos a aportar por arbusto cada vez. Si es una trepadora de pequeño tamaño o necesita poco alimento, echa 25 gramos, y si es de tamaño mediano o grande, o bien, es exigente en nutrientes, elige la dosis alta de 50 gramos por planta. Los fertilizantes de lenta liberación se echan 2 veces al año, una en primavera y otra en otoño, con las cantidades anteriores. 3. Abono orgánico MÁS abono mineral • La tercera opción posible es la más completa porque se mejora el suelo gracias al abono orgánico y también se enriquece con abundantes nutrientes (Nitrógeno, Fósforo, Potasio, etc.) gracias al abono mineral o químico. Obviamente, también es la más cara, especialmente cuando se trata de un jardín con muchas plantas a fertilizar. Si te lo puedes permitir y buscas la máxima calidad, hazlo así: • Aporta abono orgánico en invierno, unos 500 gramos por cada trepadora. Opciones: estiércol, mantillo, compost o incluso turba; si es guano, mucha menos cantidad, lee en el envase la dosis. Otra forma de expresar la dosis consistiría en extender por el suelo una capa de 2 ó 3 cm de abono orgánico. Se entierra ligeramente. • Además de este abonado orgánico, aplica un abonado mineral: - En primavera 25 gramos de fertilizante de lenta liberación. - En otoño otros 25 gramos por planta. Vemos que son cantidades menores de fertilizante que en el caso de abonar sólo con fertilizantes químicos, ya que la materia orgánica también proveerá de alimento a las plantas. • Quizás deberás añadir un poco de quelatos de hierro y de otros micronutrientes con el fin de conseguir unas hojas más verdes previendo la carencia de Hierro que provoca amarilleo de hojas. Ya hemos visto el caso de las trepadoras plantadas en la tierra del jardín, ahora toca el caso de que estén en contenedores. En una maceta, jardineras o cualquier otro tipo de contenedor al tratarse de un espacio tan pequeño, las raíces no tienen la posibilidad de extenderse para buscar agua y nutrientes como sucede en el suelo, por lo que hay que prestar más atención tanto al riego como al abonado. Los arbustos trepadores plantados en contenedores lo mejor es abonarlos mediante los llamados fertilizantes de lenta liberación. Se trata de gránulos, barritas, clavos o pastillas que van soltando los nutrientes poco a poco. Su efecto dura 3 meses o más. Este método es más cómodo que con fertilizantes líquidos porque se echa sólo una vez en primavera, otra en verano y una última en otoño, es decir, 3 aplicaciones en el año, y ya está convenientemente alimentada la planta. Si el fertilizante no es de lenta liberación, sino un fertilizante granulado convencional, reparte unas cuantas "bolitas" en cada maceta una vez al mes, menos en invierno, que no se suele abonar. Si usas fertilizante líquido en lugar de los anteriores, deberás aportarlo cada 15 días durante la primavera y el verano, diluyéndolo en la regadera. En otoño, se echa una vez al mes, y en invierno, nada. Esto como orientación general, ya que habría que ver especie por especie. Consejos generales sobre abonado • Para conseguir grandes floraciones son muy importantes los abonos ricos en Potasio. El Potasio estimula la floración de las plantas. A finales de primavera, cuando ya ha crecido tras tomar Nitrógeno, cambia a un abono que tenga mas Potasio que Nitrógeno en su composición. • El exceso de Nitrógeno produce muchas hojas pero una floración escasa. • A veces se pueden presentar carencias de nutrientes. Esto consiste en que falta uno o varios de los 12 elementos esenciales para toda planta (Nitrógeno, Fósforo, Potasio, Magnesio, Calcio, Azufre, Hierro, Manganeso, Molibdeno, Zinc, Cobre y Boro), lo que ocasiona síntomas diversos. Carencia de Hierro en Rododendro • Por ejemplo, es muy común la carencia de Hierro (Fe) en los suelos que tienen un pH alto, es decir alcalinos (calizos), ya que con este pH se encuentra en gran medida insolubilizado, es decir, como mineral (imagínate una piedrecita por así decirlo) y no puede ser tomado por las raíces. Sensibilidad a clorosis tienen Tecomaria, Glicinia... entre otras muchas plantas. • Si se produjeran carencias minerales deberás corregirlas aportando ese o esos elementos con fertilizantes que los contengan. (Mira este completo artículo sobre Carencias de nutrientes en las plantas). • Tanto si usas fertilizante líquido como fertilizante sólido, conviene añadir un poco de quelatos de hierro y de otros micronutrientes con el fin de conseguir unas hojas más verdes previendo la carencia de Hierro que provoca el amarilleo de hojas. • El exceso de fertilizantes produce toxicidad que se manifiesta en las puntas de las hojas "quemadas". Hay unas especies más sensibles que otras. Quemaduras por exceso de sales Consejos para macetas • Se aconseja lavar o lixivar el substrato cada mes y medio para evitar la acumulación de exceso de sales, sobre todo si no se ha cambiado de maceta desde hace tiempo. • El lixiviado consiste en regar abundantemente y dejar que escurra el agua por el agujero de drenaje arrastrando las sales acumuladas. • Independientemente de las sales, si la planta ha crecido mucho habrá que contemplar la necesidad de trasplantarla a un recipiente mayor. El cambio de maceta provocará un crecimiento frondoso porque las raíces dispondrán de un mayor volumen de tierra y por tanto, crecerá más. • Una planta trepadora, debido al gran volumen de ramas que desarrolla, necesita un contenedor grande, de al menos 60 ó 70 centímetros de profundidad y un ancho que vaya de los 50 a los 60 centímetros. • Si no la cambias a una maceta mayor (caso probable, sobre todo si ya es grande) es conveniente sustituir el compost de la capa superior de tierra, entre 3 y 5 cm de espesor, por otro fresco. • Los excesos de abono que son bastante habituales en macetas. La sobredosis causa más daño a las plantas que el no fertilizar nada.
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